Mejores prácticas: planificación de cultivos de manzanas y peras
Quienes están inmersos en el mundo de la producción agrícola saben que cada una de las variedades que se cultivan amerita una serie de procesos únicos y específicos que son fundamentales para obtener productos de calidad y satisfacer las necesidades de los consumidores. Para obtener buenos resultados, es necesario que los agricultores pongan en práctica una estrategia de planificación de los cultivos, es por eso que en esta oportunidad mencionamos algunas estrategias que deben aplicarse para preparar el terreno dispuesto para la siembra de manzanas y peras.
Pero, ¿por qué hablar de estas frutas en específico? Resulta que a nivel mundial las manzanas y las peras se encuentran en el rango de las más conocidas y consumidas, luego de las cítricas, gracias a su alto nivel de producción, distintivo sabor y versatilidad.
Son frutas muy flexibles y resistentes por lo que su propagación puede ser muy amplia logrando darse muy bien en climas muy fríos o muy tropicales, muestra de ello es que cerca de la mitad de la producción mundial se da en China, pero también se cultivan en Australia, América del Norte y del Sur, Norte de África y Japón. Sin embargo, llegar a este nivel de popularidad es algo que los productores se toman muy en serio y, por ello, reconocen la importancia de la planificación de los cultivos para obtener resultados que satisfagan la demanda.
Preparar el huerto
Según el Integrated Pest Management, en Australia, uno de los primeros pasos que se debe dar, dentro de la planificación de los cultivos, es preparar el huerto. Para esto se deben tener presentes muchos factores como el dinero que se invertirá en manejo de plagas y la adquisición de herramientas adecuadas, así como la importancia de escoger muy bien el terreno antes de que llegue la próxima temporada de siembra, preferiblemente que tenga un pH entre 6 y 7.
Para preparar el huerto es fundamental llevar a cabo labores de drenado para que quede libre de agua estancada y mejorar así su rendimiento. Una de las recomendaciones que hacen muchos productores agrícolas es tratar de tener a la mano una especie de mapa que les permita detallar muy bien todos los problemas que se puedan encontrar en la zona como, por ejemplo: árboles pobres, sistemas de riego mal ubicados, suelos de diversos tipos que estén mezclados en una sola área y la dirección en la que sopla el viento. Esto más allá de servir de indicador de posibles trabas, es esencial para establecer los correctivos necesarios y aprovechar al máximo las bondades del terreno.
Ahora se inicia el proceso del arado del campo, la meta es llegar a una profundidad de al menos 50 cm para tratar de retirar la mayor cantidad de maleza posible. Posterior a esto se procede a añadir unas 20 toneladas de abono por hectárea para luego volver a arar, pero esta vez de manera superficial. Existe un gran número de agricultores que prefieren añadirle un poco de cal al suelo antes de proceder a la siembra, esto como una alternativa adicional para fijar el pH de terreno; sin embargo, todo va a depender de las necesidades específicas del suelo.
De ser necesario es imperioso acabar con tantas raíces como sea posible y evitar las temporadas de sequía o terrenos muy húmedos que causen erosión al momento de realizar remociones, sobre todo de árboles que ya se encuentren en la zona. En este caso, es importante realizar una asignación precisa de las filas de árboles antiguos para tratar de reorganizar las posiciones de las filas y aumentar el número de árboles plantados en una fila de árboles viejos.
Cabe acotar que si luego de realizar los estudios del área a cultivar se descubre la existencia de alguna vegetación propia de la zona que amerite ser retirada, los agricultores deben realizar las diligencias pertinentes para obtener los permisos de planificación, de eliminación de vegetación y las declaraciones de impacto ambiental como una manera de tener todo en orden y respetar las ordenanzas de cada zona; esto aplica también para quienes tengan en mente la construcción de almacenes de agua o el levantamiento de estructuras de protección.
Cambio del terreno si es necesario
Asimismo, en el proceso de planificación de los cultivos se debe considerar cambiar de lugar cuando el terreno no esté cumpliendo con los requerimientos necesarios para producir frutos óptimos, ya que por su naturaleza establecer un huerto tiene sus costes y no es conveniente desperdiciar dinero en un sitio que tenga más desventajas que ventajas.
Tener cubierta para los cultivos o plantas de baja altura pueden ser una opción viable para beneficiar al terreno ¿Por qué?
- Ayudan a reducir la erosión del suelo cuando hay presencia de fuertes lluvias o vientos muy fuertes.
- Contribuyen a mejorar la ventilación del suelo y proporcionan estabilidad al huerto, permitiéndole a la tierra fijar el nitrógeno.
- Sirven de filtro para las labores de riego logrando ajustar la temperatura del huerto.
Otro aspecto importante es el riego. Desde hace más de 30 años los agricultores han escogido utilizar sistemas parciales de cobertura, goteo o micro irrigación en huertos comerciales de manzanas y peras. Sin embargo, en la actualidad en muchas granjas del mundo prefieren utilizar rociadores, ya que una de sus ventajas principales es que ayudan a proteger los capullos de los árboles contra el daño ocasionado por las temperaturas muy frías.
Hay que destacar que estos sistemas modernos usualmente garantizan un riego de cobertura total, el cual, combinado con la presencia de las cubiertas de cultivos, logran reducir la necesidad de utilizar fertilizantes en el terreno.
Se debe evitar por todos los medios la quema de árboles viejos en la tierra para ser replantados, ya que el calor excesivo afecta a los microorganismos del suelo y la disponibilidad de nutrientes. De ser necesario es recomendable hacerlo en pequeñas cantidades y en un lugar distante de la plantación.
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