Agricultura sin labranza como método alternativo al arado de la tierra
Desde hace miles de años el ser humano viene desarrollando la práctica agrícola convencional que contempla el arado de los suelos, lo cual implica enterrar los residuos del cultivo, el estiércol y las malezas, mientras se airea y calienta el terreno. Este método, según los expertos, ha venido destruyendo los suelos de manera progresiva y con el paso del tiempo, ha aumentado y se ha tornado más intensiva en parte por desconocimiento de otras alternativas.
Sin embargo, la agricultura sin labranza, o labranza cero, ha venido ganando terreno desde hace unas décadas como una alternativa para evitar que los suelos se sigan degradando. De esta manera, se logran terrenos de buena calidad y, aún más importante, que sean cultivables, asegurando así nuestra supervivencia a largo plazo.
En este sentido, a diferencia de la práctica agrícola tradicional, la agricultura sin labranza es un método menos invasivo que permite producir cultivos sin que esto implique el arado de los suelos, por ende, se logran terrenos más sanos, con mejor estructura, niveles altos de materia orgánica y mayor actividad biológica. A la larga, estos terrenos de labranza cero tendrán rendimientos más sostenibles con cultivos de excelente calidad.
Según información reflejada en el sitio web Modern Farmer, anualmente se pierden casi 23 mil millones de toneladas de tierra buena debido a la práctica de agricultura convencional. Esta situación puede resultar en la pérdida total de los terrenos cultivables en un lapso de 150 años, aunque dependiendo de las decisiones que se tomen a corto plazo, esto podría acelerarse y, en el peor de los casos, ocasionar una crisis alimentaria global sin precedentes.
Es por eso que la agricultura sin labranza podría ayudar a transformar esta realidad. Sin embargo, como con todas las técnicas es necesario analizar muchos detalles y tener en cuenta diversos factores para saber qué enfrentar y así poder implementarla en más regiones del planeta.
Pros y contras de la agricultura sin labranza:
Pros
- Ahorro de capital en mano de obra. Sin duda es uno de los aspectos que más llama la atención de los productores agrícolas, ya que la agricultura convencional demanda la inversión de una gran cantidad de dinero tan solo para el pago de combustible y de la mano de obra. Al optar por la agricultura sin labranza esto disminuye muchísimo.
- Terrenos con mayor absorción de agua. Una de las ventajas de la agricultura sin labranza es que quedan restos de cosecha en la superficie que tienen la capacidad de absorber el agua propia del riego y las lluvias, por lo que la escorrentía disminuye. Esta alternativa puede ser de mucho beneficio, sobre todo en regiones propensas a la sequía. En este sentido, te recomendamos leer nuestro post sobre cultivos en condiciones de sequía.
- Menor contacto con herbicidas. Al no haber un escurrimiento del agua se evita que los herbicidas y otras sustancias utilizadas en los cultivos terminen entrando en contacto con otras fuentes cercanas de agua. En este caso, te invitamos a ver nuestro webinar sobre el uso de films totalmente impermeables para tratamientos de suelos (contenido en inglés).
- Aumento del rendimiento de los cultivos. Esto se ve con más frecuencia en regiones donde los niveles de humedad son muy bajos. Hay agricultores que dejaron de arar al cambiarse a la agricultura sin labranza y aseguran estar obteniendo cosechas muchos más grandes en comparación con la práctica convencional.
- Disponibilidad de recursos. Hace algunas décadas quizás era inimaginable, pero lo cierto es que en la actualidad los productores agrícolas han logrado contar con muchos más recursos, gracias a que la agricultura sin labranza ha ido ganando terreno.
Contras
- Equipos costosos. A pesar de que se puede ahorrar mucho dinero en mano de obra y combustible, una de las desventajas que puede verse como una pérdida temporal de beneficios en la agricultura sin labranza es que el coste para la adquisición de equipos especiales, por ejemplo, para taladrar sin arar, al menos se requeriría la inversión de unos 100 mil dólares.
- Aumenta el riesgo de enfermedades en los cultivos. Al haber mucha más humedad en los terrenos sin labranza hay más probabilidad que se presenten enfermedades fúngicas que se mantenían controladas con el arado de la tierra.
- Incrementa el uso de herbicidas. Otra desventaja de practicar la agricultura sin labranza es que las malezas comienzan a prosperar al no hacer el arado, razón por la que muchos agricultores han tenido que recurrir al uso de más herbicidas para mantenerlas a raya. Sin embargo, esta medida puede ocasionar que los cultivos se hagan más resistentes a los herbicidas. Igualmente, aquí sería interesante ver los diferentes tipos de acolchados que existen y sus beneficios.
- La inversión tarda en recuperarse. Sin duda es uno de los aspectos que más se debe tener en cuenta, ya que a través de la labranza cero la recuperación de la inversión puede tardar algunos años, más que de manera convencional. La clave es tener presente que es el escenario más probable y que se debe tener paciencia para ver llegar las ganancias.
- Todo se basa en el ensayo y error. En la agricultura sin labranza no hay fórmulas mágicas, ya que todo radica en ir probando técnicas para saber si van funcionando o si toca reformular las estrategias para obtener los resultados esperados.
Si bien en la actualidad la agricultura sin labranza está llegando a más regiones del planeta, lo cierto es que aún es poco el porcentaje de terrenos de cultivo donde se aplica esta modalidad.
Por ejemplo, en Estados Unidos, el estado donde más se desarrolla la labranza cero de manera continua es en Pennsylvania, mientras que en los demás estados solo se ha adoptado en el 21 por ciento de todos los acres de tierras destinadas para el cultivo del país.
Probablemente existe la preocupación de si realmente se ahorrará más con esta práctica sin labranza en comparación con la modalidad convencional de arado, además de si la ganancia realmente compensará el cambio hecho y el capital invertido en nueva maquinaria.
Con respecto a lo anterior y para conocer un poco más sobre la situación actual en Estado Unidos, le recomendamos leer también acerca de la economía de la agricultura sin labranza para ahorrar dinero, tiempo y tierra.
Cultivos de cobertura en la agricultura sin labranza
Una de las metas principales de los agricultores, que a nivel mundial emplean la agricultura sin labranza, es que se haga de manera continua donde el arado llegue a ser totalmente innecesario, permitiendo así suelos más saludables.
Para que esto suceda es fundamental que este tipo de agricultura se apoye en alternativas viables como el manejo de residuos y el uso de cultivos de cobertura, ya que aportan muchos beneficios a los terrenos de cultivo como, por ejemplo, protegerlos de la lluvia excesiva y los efectos de la erosión.
Los cultivos de cobertura, según Jeff Graybill, profesor de agronomía en la Universidad Estatal de Pensilvania, son el componente esencial de un sistema agrícola sostenible, en este caso de la agricultura sin labranza. En la actualidad son más los agricultores que los están utilizando para proteger y regenerar los suelos.
Básicamente, los cultivos de cobertura se implementan cuando se quiere resguardar la integridad del terreno que se cultiva fuera de la estación de crecimiento normal de la plantación, pero también son de mucha utilidad cuando se ha decidido cambiar a la agricultura sin labranza a fin de darle un mejor trato al suelo y asegurar que se pueda seguir utilizando por muchos años.
En importante comprender que, si bien son de mucha ayuda, los residuos orgánicos y los cultivos de cobertura pueden representar un desafío, ya sea por no estar bien dispuestos en el terreno o porque los residuos sean desiguales, llegando a ocasionar la aparición irregular de plantas inferiores a las deseadas o un aumento de la presión de insectos y babosas, entre otras amenazas. Sin embargo, la clave es estar muy atentos y tener planes de contingencia para saber cómo hacer frente a este posible escenario.
Para obtener más información referente a los cultivos de cobertura, así como sus usos y beneficios, le recomendamos leer el artículo sobre la importancia de cubrir los cultivos para mantener sanos los suelos.
Plásticos Impermeables
Otra de las alternativas viables que se pueden emplear al poner en práctica la agricultura sin labranza es la utilización de películas totalmente impermeables (TIF) que ayuden a desinfectar los cultivos que anteriormente estuvieron bajo continuos procesos de fumigación, de esta manera se le da un mejor tratamiento al suelo para rescatarlo y aprovecharlo al máximo sin destruirlo.
Este tipo de películas plásticas se fabrican utilizando tecnología multicapa para incorporar la propiedad barrera en una de sus capas y, por lo tanto, evitar que los gases tóxicos de los procesos de desinfección pongan en peligro la salud de los trabajadores o terminen acortando la vida útil de los plásticos de cobertura.
Si se observa desde una perspectiva financiera, al emplear estas películas totalmente impermeables se logra mejorar la concentración de la aplicación de desinfectantes y se incrementa su efectividad, aspectos que permiten reducir el tiempo requerido para que el suelo esté completamente recuperado y listo para comenzar a cultivar.
Utilizar este tipo de plásticos en la agricultura sin labranza mejora la eficiencia en la desinfección de los suelos agrícolas, minimiza la cantidad de productos químicos necesarios para impulsar la siembra y permite ser más amigables con el medio ambiente, un tema que la sociedad está tomando cada vez con más seriedad, ya que el fin último de todas estas alternativas es rescatar y cuidar, no solo la integridad de los suelos destinados al cultivo, sino también del agua y del aire.