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En el mundo de la agricultura, las estaciones climáticas juegan un papel fundamental para alcanzar una mayor producción y una mejor cosecha. Los agricultores suelen poner en práctica diversas estrategias para optimizar los procesos y obtener resultados más satisfactorios. Tal es el caso de la técnica de cultivar contra estación, una alternativa para lograr que el producto sea plantado durante diferentes épocas del año, sin tener que esperar la próxima temporada de crecimiento propia de ese cultivo. Esta práctica permite alcanzar dos y hasta tres cosechas anuales.
Saber cómo cultivar contra estación tiene sus trucos y requiere mucha experticia por parte de los productores, ya que se trata de una opción valiosa que les permite, entre otras cosas, adelantar campañas, aumentar la producción, reduciendo las inclemencias climáticas que dificultan sembrar y cosechar alimentos bajo entornos fuera de estación.
Un ejemplo de esto se da en países que atraviesan por temporadas muy frías o, por el contrario, muy calientes, que ocasionan una disminución considerable en la producción de alimentos, por lo que necesitan ayudarse de algunas herramientas.
Uno de los materiales por excelencia utilizados por los trabajadores de la tierra son los plásticos que, dependiendo de su utilidad, pueden ser de cubierta, acolchados o micro túneles.
Hay países, como Argentina, que se dedican a producir semillas contra estación como una manera de contar con la base principal para la producción de alimentos en temporadas menos favorecedoras, beneficiando así no solo a su país sino también las demandas de otras latitudes.
Algunas ventajas de cultivar contra estación se dan por la ubicación geográfica y la disponibilidad de extensiones de tierra con las que se cuenten. Por ejemplo, quienes se encuentran en el hemisferio Sur pueden satisfacer las demandas de quienes están en el hemisferio Norte, y viceversa, una vez que éstos así lo requieran por la temporada que estén atravesando.
La metodología de trabajar pensando en el hemisferio opuesto tiene gran importancia, ya que no solo beneficia a las compañías agrícolas del Norte, sino que también aporta beneficios para las que están ubicadas en el Sur. Además, cultivar contra estación ayuda a aumentar la ganancia genética cuando se pone en práctica el desarrollo de nuevos productos.
Es fundamental tener presente que en las regiones tropicales, donde por lo general siempre hace calor, es normal que la temporada de crecimiento de un cultivo dure todo el año; sin embargo, algunas de esas zonas tropicales atraviesan por estaciones lluviosas que pueden llegar a interrumpir el ciclo de producción. Para evitar que esto suceda, los agricultores saben que es indispensable utilizar plásticos que les permitan resguardar y preservar la vida útil del terreno y sus frutos.
De la misma manera sucede con las regiones donde el clima es mucho más frío por lo que se necesitan mantillas especiales que permitan aprovechar al máximo los rayos de luz solar para que los cultivos prosperen, aún en condiciones adversas. La mayoría de los cultivos necesitan una temporada de crecimiento de al menos 90 días, no obstante, la duración de una temporada de crecimiento va a depender del lugar donde se encuentre el cultivo.
En el caso de las zonas templadas, que cuentan con estaciones de verano e invierno, la temperatura será el factor decisivo al momento de cultivar contra estación y definirá la temporada de crecimiento del cultivo. Por lo general en los países europeos y en algunos de América que están más cerca del ecuador, se pueden disfrutar de temporadas largas de crecimiento que puede llegar hasta ocho meses.
Sobre el tema de la temperatura, os invitamos a leer nuestro post sobre la similitudes que existen entre las plantas y los seres humanos que también incluye varios consejos de interés para el cultivo en zonas templadas.
Los productores siempre están buscando alternativas para sacar el mayor provecho de sus cultivos. A continuación, dejamos algunos datos sobre el beneficio de utilizar plásticos para cultivar contra estación, así como algunos detalles a tomar en cuenta para hacer que la temporada de crecimiento se extienda.
La plasticultura es cada vez más popular entre los productores pues les ha ayudado a mejorar la calidad de los alimentos, aumentar la producción en cultivos contra estación y disminuir en gran medida el impacto ecológico propio de la actividad agrícola.
El uso de plásticos en los cultivos les permite a los productores, además de asegurar producciones durante todo el año, homogeneizar la calidad de las cosechas. También contribuye a la optimización de recursos como el agua, los fertilizantes, la mano de obra y el suelo, ayudando a preparar el suelo para la cosecha.
Un ejemplo en España, donde el uso de esta técnica ha traído grandes beneficios, es Almería. En los últimos años, esta región ha presentado un gran crecimiento en el desarrollo de cultivos bajo cubierta, convirtiendo a esa zona -de naturaleza semidesértica-, en una zona de alta productividad, según se indica en un artículo publicado en la revista Internos de Argentina.
Más allá de la siembra de frutas, flores y verduras, el uso de plásticos ayuda a tomar previsiones ante adversidades climáticos, permitiendo diseñar condiciones ambientales adecuadas para producir alimentos de manera continua y por más tiempo.
El agua es un aspecto fundamental y, al usar plásticos, se logra aprovecharla al máximo y de una manera más eficiente, sobre todo en las zonas áridas donde la recolección del agua de lluvia es crucial para evitar la pérdida de nutrientes del suelo. Además, el uso de pesticidas se reduce en un alto grado una vez se crean espacios cerrados como invernaderos, ya que el plástico impide que estos químicos salgan a la atmósfera.
Uno de los pasos primordiales es tener claro cuál es el microclima del cultivo para conocer sus requerimientos específicos y poder manejar los registros que se generen anualmente, ya que el clima no es el único factor que va a influir sino también la ubicación y el tipo de alimentos que se estén cultivando.
Si la meta es tener varios microclimas, lo ideal es estudiar muy bien qué tipo de plásticos va a necesitar cada uno para potenciar el crecimiento de los cultivos a lo largo del año, además de alargar la vida útil de la película plástica.
Sembrar de manera constante ayuda a alargar el período de cosecha por más tiempo, por ejemplo, si se plantan semillas de manera sucesiva y se establecen plántulas iniciadas de la misma variedad, se logrará que los trasplantes estén listos para la temporada de cosecha antes de que estén los vegetales que fueron sembrados de manera directa.
También puedes intentar plantar varios tipos de semillas o vegetales que maduren a su ritmo, de esta manera se puede ir midiendo su reacción de acuerdo a las variaciones climáticas de cada temporada y tomar los correctivos necesarios. La mayor ventaja de esta estrategia es que el suelo se mantiene productivo y las malezas al margen.
Cada año es distinto del anterior, por eso es importante tener presente que se pueden presentar heladas tempranas u olas de calor imprevistas que pueden resultar en la interrupción del ciclo de crecimiento de la plantación, y es allí cuando el plástico debe estar presente. Aunque hay quienes consideran que su uso representa un gasto innecesario, la realidad es que son ideales para controlar la entrada de luz solar, el agua de lluvia y el aire, así como crear un ambiente favorecedor para el óptimo aprovechamiento de los recursos.