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Desde hace miles de años el ser humano viene desarrollando la práctica agrícola convencional que contempla el arado de los suelos, lo cual implica enterrar los residuos del cultivo, el estiércol y las malezas, mientras se airea y calienta el terreno. Este método, según los expertos, ha venido destruyendo los suelos de manera progresiva y con el paso del tiempo, ha aumentado y se ha tornado más intensiva en parte por desconocimiento de otras alternativas.
Sin embargo, la agricultura sin labranza, o labranza cero, ha venido ganando terreno desde hace unas décadas como una alternativa para evitar que los suelos se sigan degradando. De esta manera, se logran terrenos de buena calidad y, aún más importante, que sean cultivables, asegurando así nuestra supervivencia a largo plazo.
En este sentido, a diferencia de la práctica agrícola tradicional, la agricultura sin labranza es un método menos invasivo que permite producir cultivos sin que esto implique el arado de los suelos, por ende, se logran terrenos más sanos, con mejor estructura, niveles altos de materia orgánica y mayor actividad biológica. A la larga, estos terrenos de labranza cero tendrán rendimientos más sostenibles con cultivos de excelente calidad.
Según información reflejada en el sitio web Modern Farmer, anualmente se pierden casi 23 mil millones de toneladas de tierra buena debido a la práctica de agricultura convencional. Esta situación puede resultar en la pérdida total de los terrenos cultivables en un lapso de 150 años, aunque dependiendo de las decisiones que se tomen a corto plazo, esto podría acelerarse y, en el peor de los casos, ocasionar una crisis alimentaria global sin precedentes.
Es por eso que la agricultura sin labranza podría ayudar a transformar esta realidad. Sin embargo, como con todas las técnicas es necesario analizar muchos detalles y tener en cuenta diversos factores para saber qué enfrentar y así poder implementarla en más regiones del planeta.
Pros
Contras
Si bien en la actualidad la agricultura sin labranza está llegando a más regiones del planeta, lo cierto es que aún es poco el porcentaje de terrenos de cultivo donde se aplica esta modalidad.
Por ejemplo, en Estados Unidos, el estado donde más se desarrolla la labranza cero de manera continua es en Pennsylvania, mientras que en los demás estados solo se ha adoptado en el 21 por ciento de todos los acres de tierras destinadas para el cultivo del país.
Probablemente existe la preocupación de si realmente se ahorrará más con esta práctica sin labranza en comparación con la modalidad convencional de arado, además de si la ganancia realmente compensará el cambio hecho y el capital invertido en nueva maquinaria.
Con respecto a lo anterior y para conocer un poco más sobre la situación actual en Estado Unidos, le recomendamos leer también acerca de la economía de la agricultura sin labranza para ahorrar dinero, tiempo y tierra.
Una de las metas principales de los agricultores, que a nivel mundial emplean la agricultura sin labranza, es que se haga de manera continua donde el arado llegue a ser totalmente innecesario, permitiendo así suelos más saludables.
Para que esto suceda es fundamental que este tipo de agricultura se apoye en alternativas viables como el manejo de residuos y el uso de cultivos de cobertura, ya que aportan muchos beneficios a los terrenos de cultivo como, por ejemplo, protegerlos de la lluvia excesiva y los efectos de la erosión.
Los cultivos de cobertura, según Jeff Graybill, profesor de agronomía en la Universidad Estatal de Pensilvania, son el componente esencial de un sistema agrícola sostenible, en este caso de la agricultura sin labranza. En la actualidad son más los agricultores que los están utilizando para proteger y regenerar los suelos.
Básicamente, los cultivos de cobertura se implementan cuando se quiere resguardar la integridad del terreno que se cultiva fuera de la estación de crecimiento normal de la plantación, pero también son de mucha utilidad cuando se ha decidido cambiar a la agricultura sin labranza a fin de darle un mejor trato al suelo y asegurar que se pueda seguir utilizando por muchos años.
En importante comprender que, si bien son de mucha ayuda, los residuos orgánicos y los cultivos de cobertura pueden representar un desafío, ya sea por no estar bien dispuestos en el terreno o porque los residuos sean desiguales, llegando a ocasionar la aparición irregular de plantas inferiores a las deseadas o un aumento de la presión de insectos y babosas, entre otras amenazas. Sin embargo, la clave es estar muy atentos y tener planes de contingencia para saber cómo hacer frente a este posible escenario.
Para obtener más información referente a los cultivos de cobertura, así como sus usos y beneficios, le recomendamos leer el artículo sobre la importancia de cubrir los cultivos para mantener sanos los suelos.
Otra de las alternativas viables que se pueden emplear al poner en práctica la agricultura sin labranza es la utilización de películas totalmente impermeables (TIF) que ayuden a desinfectar los cultivos que anteriormente estuvieron bajo continuos procesos de fumigación, de esta manera se le da un mejor tratamiento al suelo para rescatarlo y aprovecharlo al máximo sin destruirlo.
Este tipo de películas plásticas se fabrican utilizando tecnología multicapa para incorporar la propiedad barrera en una de sus capas y, por lo tanto, evitar que los gases tóxicos de los procesos de desinfección pongan en peligro la salud de los trabajadores o terminen acortando la vida útil de los plásticos de cobertura.
Si se observa desde una perspectiva financiera, al emplear estas películas totalmente impermeables se logra mejorar la concentración de la aplicación de desinfectantes y se incrementa su efectividad, aspectos que permiten reducir el tiempo requerido para que el suelo esté completamente recuperado y listo para comenzar a cultivar.
Utilizar este tipo de plásticos en la agricultura sin labranza mejora la eficiencia en la desinfección de los suelos agrícolas, minimiza la cantidad de productos químicos necesarios para impulsar la siembra y permite ser más amigables con el medio ambiente, un tema que la sociedad está tomando cada vez con más seriedad, ya que el fin último de todas estas alternativas es rescatar y cuidar, no solo la integridad de los suelos destinados al cultivo, sino también del agua y del aire.