Todo lo que debes saber sobre el cultivo de alfalfa y la manera óptima de almacenarla
El cultivo de alfalfa es uno de los más importantes en Estados Unidos debido a su versatilidad, alta palatabilidad, buena resistencia al invierno y buena tolerancia a la sequía, rendimiento del forraje, así como un alto valor de proteínas y nutrientes, sobre todo para las granjas donde se llevan a cabo labores de cría de diversos tipos de ganado.
En la actualidad la alfalfa es considerada uno de los cultivos forrajeros por excelencia en Estados Unidos por lo que su producción, lejos de mermar, promete seguir creciendo y expandiéndose, no solo en estados del norte y oeste del país, donde existen los mayores niveles de crecimiento y cosecha, sino también en regiones del sur donde se han hecho esfuerzos significativos para impulsar nuevas estrategias que permitan mejorar su manejo, incrementar su permanencia por un periodo más prolongado y disminuir de manera considerable las posibilidades de pérdidas de forraje en el cultivo de alfalfa.
El origen del cultivo de alfalfa
La alfalfa es el heno más antiguo que se conoce y su uso, con la finalidad de alimentar animales de granja y pastoreo, se remonta a más de 1.500 años a.C. El lugar de origen de este forraje puede atribuirse a la zona del Cáucaso, Turquestán, Mesopotamia, actualmente conocida como Irán, y la región de Siberia. Algunos estudios y excavaciones arqueológicas lograron demostrar que ya hace más de 3.300 años la alfalfa era utilizada para alimentar al ganado.
El cultivo de alfalfa logra llegar al continente americano en el año de 1519, a través de México. Unos años más tarde, específicamente en 1525, Hernán Cortez logra ingresar una mayor cantidad de semillas de alfalfa al continente, mientras que para el año 1530, Francisco Pizarro, durante su proceso de conquista en Perú, introduce la alfalfa en la zona para poder alimentar a sus caballos. Once años después logra llegar a Chile de la mano de Pedro de Valdivia, mientras que en la región de Argentina llega para el año de 1561 de la mano de Pedro del Castillo.
En Estado Unidos, el cultivo de alfalfa llega para el año de 1550 procedente de la región de México, gracias a los misioneros que fueron arribando desde el estado de Texas, distribuyéndose posteriormente por Arizona, Nuevo México y California donde se fue expandiendo al resto del país logrando adquirir la importancia y alto valor comercial que tiene hoy.
Relevancia económica del cultivo de alfalfa
Hoy el cultivo de alfalfa es uno de los más valiosos, con una ganancia aproximada de casi 9 mil millones de dólares al año, solo en Estados Unidos, y está de cuarto lugar justo después del maíz, la soja y el trigo.
Se trata del cultivo forrajero perenne más sembrado a nivel mundial. Según cifras del Servicio Nacional de Estadísticas Agrícolas del USDA (NASS), reflejadas en el portal North American Alfalfa Improvement Conference, “existen 16.8 millones de acres de alfalfa cortada para heno con un rendimiento estimado de 3.45 toneladas por acre. El valor estimado del heno de alfalfa es de $ 128,25 por tonelada. En 2016, la harina de alfalfa, los cubos y el heno comprimido se exportaron a otros países con un valor de más de $ 820 millones para la economía estadounidense. La alfalfa a veces se cultiva en mezclas con pastos forrajeros y otras leguminosas. La superficie de todo el heno cosechado, incluida la alfalfa, por año es de 53,4 millones con un valor estimado de $ 17,5 mil millones (incluido el heno)”.
Las zonas de Estados Unidos donde más se dedican al cultivo de la semilla de alfalfa son las ubicadas al noroeste de la región como, por ejemplo, California, Nevada, Wyoming, Idaho, Montana y Washington. La producción de semillas de alfalfa trae consigo ciertos beneficios y uno de ellos, que muchos desconocen, es la producción de miel de abejas, la cual se puede calcular en unos $ 327.1 millones de dólares en miel anualmente.
Si bien en la zona sur de Estados unidos también se lleva a cabo el cultivo de alfalfa, lo cierto es que desde hace algunos años ha venido atravesando por una serie de dificultades que han hecho que la superficie de cultivo se vea un poco disminuida, básicamente como consecuencia de condiciones ambientales adversas y el ataque de algunos insectos que han llegado desde otras regiones como consecuencia del calentamiento global.
Sin embargo, conociendo esta situación, los expertos en el área agrícola se mantienen haciendo esfuerzos con el fin de optimizar los forrajes e impulsar estrategias diferentes y efectivas que contribuyan a mejorar la realidad actual para que el cultivo de alfalfa continúe siendo sostenible en esa área, sobre todo para mantener en óptimas condiciones la alimentación del ganado y mejorar la producción de leche.
La alfalfa y la protección del suelo
Uno de los principales aspectos que se deben considerar al momento de cultivar alfalfa es que, al poseer un sistema de raíz principal larga, es necesario disponer de suelos bien drenados que tengan un alto nivel de fertilidad para que las semillas puedan prosperar y crecer de manera óptima. Para esto, es crucial realizar estudios de suelo que determinen si los niveles de pH y fertilidad son los recomendados. De ser necesario, se deben llevar a cabo labores de fertilización para mejorar las condiciones del terreno, por lo que se recomienda emplear elementos como el boro y el molibdeno, fundamentales para que se puedan formar los nódulos para la fijación biológica del nitrógeno.
Una vez hecho esto, se debe elegir la variedad de semilla de alfalfa que se va a cultivar, no solo para escoger la que más se adapte a las condiciones del terreno y que sea capaz de resistir las condiciones climáticas de la zona, sino también para definir cuál será su propósito, si será meramente para producción de forraje, para el pastoreo de animales de granja o si su uso será de doble propósito.
Una de las ventajas del cultivo de alfalfa es que puede hacerse a través de monocultivos o en otras áreas donde se incluyan depósitos con mezclas de otras gramíneas como la bermudagrass.
En el caso de los cultivos que se desarrollan en el sureste de los Estados Unidos, desde hace algunos años ha crecido el interés por los sistemas de alfalfa y bermudagrass como una manera de mejorar la calidad del forraje en la zona. Al hacer esta combinación, los agricultores se han dado cuenta que la entrada de nitrógeno aumenta, así como el valor nutritivo, por lo que cada vez son más populares, en comparación con los monocultivos compuestos solo de bermudagrass o solo de alfalfa.
Gracias a su versatilidad, el cultivo de alfalfa se ha adaptado muy bien a nivel mundial, es energéticamente eficiente y posee una gran fuente de fijación biológica de nitrógeno, por lo que un solo acre tiene la capacidad de fijar al año un estimado de 300 libras de nitrógeno, contribuyendo en gran medida a la disminución en el uso de fertilizantes nitrogenados.
Este nitrógeno aportado por el cultivo de alfalfa, puede ayudar a mantener la próxima cosecha, por ejemplo del maíz, a tal punto que dependiendo de las condiciones del suelo, puede proporcionar la mayor parte del nitrógeno para este cultivo durante al menos dos años.
El cultivo de alfalfa contribuye a optimizar la estructura del terreno, permite que el agua penetre de una manera más efectiva gracias a su raíz profunda, la cual puede llegar hasta el fondo del suelo haciéndola más productiva durante la época de sequía, y mantiene alejadas a las plagas y otros elementos patógenos como los gusanos del maíz.
El cultivo de alfalfa también ayuda a proteger el suelo, sobre todo cuando está ubicado en las cercanías de pendientes y cursos de agua, evitando que se produzcan pérdidas de tierra vegetal y nutrientes necesarios para el desarrollo de la plantación.
Almacenamiento de la alfalfa
Como un gran porcentaje del cultivo de alfalfa está destinado a la alimentación del ganado y otros animales de granja, es crucial realizar un buen proceso de almacenamiento del mismo a fin de garantizar que el forraje mantenga los niveles de calidad por más tiempo y se pueda asegurar la continuidad en la expansión de la producción ganadera.
Una vez que el cultivo ha sido cosechado se deben cumplir los pasos reglamentarios para manejar el forraje de manera correcta durante el traslado, llenado y su posterior almacenamiento, de lo contrario se corre el riesgo de sufrir pérdidas no solo del material sino de la calidad.
Uno de los aspectos claves para disminuir las pérdidas del forraje, una vez que se ha cosechado la alfalfa, es saber elegir cuál será el lugar idóneo donde se dispondrán los empaques o bolsas con el material final.
Es importante colocar estas bolsas de ensilaje o plásticos de empaquetado en una base apta para todo clima como, por ejemplo, el hormigón, el asfalto o el empedrado revestido. Esto no solo proporciona una superficie regular, sino que, al tener un espacio con las condiciones idóneas el acceso es mucho más sencillo y se evitan los problemas de drenaje o mala disposición de los empaques.
Con respecto a la ubicación de las bolsas de ensilaje u otros empaques plásticos, como los plásticos de barrera, lo recomendable es mantenerlos distanciados de factores ambientales que puedan comprometer la integridad del material contenido allí, por ejemplo, la nieve, mucho sol o lluvia.
El lugar debe estar bien drenado evitando el lixiviado y la escorrentía contaminada, los cuales pueden contaminar las aguas superficiales y subterráneas. Los empaques deben mantenerse alejados de cercas de árboles, malas hierbas y bosques, dejando un aproximado de tres pies de perímetro sin vegetación para evitar llamar la atención de roedores o del ganado que pueda merodear por la zona. Coloque una cerca en el área de la plataforma de almacenamiento para mantener alejados a los animales domésticos y niños pequeños de los empaques.
Trate de evitar manipular equipos o herramientas cerca de los empaques que puedan ocasionar pinchazos o rasgaduras. Esto sin duda es fundamental, ya que cuando una bolsa se perfora, enseguida entra aire que puede comprometer de manera significativa la integridad del alimento. Se debe hacer un monitoreo continuo y de encontrar un agujero, por más pequeño que sea, debe cerrarse con cinta o parches especiales para evitar la entrada de oxígeno.
¿Cuándo cortar la alfalfa?
Además de saber cómo almacenar el cultivo de alfalfa, es necesario tener claro el momento preciso para cortarla. Lo ideal es que el forraje se recoja en el momento específico una vez que ha logrado la madurez, de esta manera no solo se asegura que el alimento sea de calidad, sino que los niveles de azúcar serán los adecuados para que se produzca un buen proceso de fermentación. Se recomienda que, para minimizar pérdidas ocasionadas por el clima, los cultivos se corten y se almacenen en el lapso de los tres días luego de que se haya hecho el corte.
Según el sitio web Focus on Forage, de Wisconsin, Estados Unidos, “la calidad relativa óptima del forraje (RFQ) se logra cuando la alfalfa se corta a 170 RFQ o cerca de ella según las mediciones de tijeras o PEAQ. Se debe cortar la alfalfa a una longitud teórica de corte (TLC) de 3/8 de pulgada con un 15-20% de las partículas que excedan las 1.5 pulgadas de largo”.
¿Cómo realizar el llenado de las bolsas de silo?
El llenado debe hacerse con celeridad en un lapso de tres días para que la humedad sea uniforme, la calidad del forraje aumente dentro del sitio de almacenamiento, en este caso las bolsas de ensilaje, y para reducir lo más que se pueda la exposición a los agentes climáticos como la lluvia y el aire durante el llenado.
Se deben revisar los niveles de humedad de la alfalfa antes de almacenarla, ya que si se cosecha y ensila cuando está muy húmeda, se corre el riesgo de generar una fermentación prolongada que resulte en pérdida de materia seca ocasionando que la carga de ácido aumente.
Por el contrario, si se almacena demasiado seca, puede dificultar la adecuada compactación, por lo que el aire atrapado aumentará la producción de calor y la respiración de la planta, permitiendo que aparezca moho o problemas de micotoxinas, generando inestabilidad aeróbica. Esto es negativo no solo para el forraje sino también para la alimentación del animal que no recibirá los niveles de proteína requeridos para su desarrollo.
En la actualidad existe maquinaria que se encarga de hacer el llenado automatizado de las bolsas por lo que hay que estar muy atentos, ya que con el movimiento que se produce durante el proceso una gran cantidad de forraje se esparce en el suelo y es necesario recogerlo y limpiarlo a tiempo para evitar que se dañe al dejarlo allí.
Una vez que la bolsa esté llena se debe sellar lo antes posible para evitar la entrada innecesaria de aire. Los productores agrícolas deben ajustar la maquinaria empaquetadora para asegurar que se haga un forraje compacto, ya que mientras mayor sea la densidad del forraje en una bolsa de silo, menor será la cantidad de aire que se infiltre de llegar a perforarse o al abrir la bolsa para ventilar los gases de la fermentación.
¿Qué depara el cultivo de alfalfa?
Son diversos los desafíos que deben enfrentar los productores agrícolas para tratar de incorporar la alfalfa en los sistemas de forrajes en el sur de los Estados Unidos, sin embargo, está el interés de continuar recopilando información valiosa para seguir mejorando la producción de forrajes y la sostenibilidad de las empresas agrícolas.
En la actualidad la alfalfa se está comenzando a utilizar como biocombustible para generar electricidad, biorremediación de suelos con altos niveles de nitrógeno y como fábrica para la producción de enzimas industriales como como lignina peroxidasa, alfa amilasa, celulasa y fitasa.
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