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Barreras para usar acolchados biodegradables

Barreras para usar acolchados biodegradables

Los desafíos que ha tenido que enfrentar la producción agrícola desde hace algunas décadas, ha llevado a muchas empresas y productores del campo a buscar alternativas cada vez más sustentables y amigables con el medio ambiente que, además, permitan mantener los niveles de calidad de los cultivos. Es por ello que, si bien en la actualidad los plásticos biodegradables están ganando cada vez más adeptos, lo cierto es que aún existen barreras para usarlos en la producción agrícola.

Un poco de contexto

Desde que la agricultura tomó un carácter comercial, la mayoría de los productores agrícolas comenzaron a emplear plásticos para mejorar la calidad de sus cultivos e incrementar la producción.

Fue así como en la década de 1950 los acolchados plásticos de polietileno, hechos a base de petróleo no renovable, se hicieron populares, convirtiéndose en pieza clave para el cultivo de frutas y verduras, gracias a su amplia disponibilidad, facilidad de aplicación mecánica y demás bondades para controlar malezas, modificar la temperatura del suelo, minimizar la lixiviación de nutrientes, reducir el daño de los insectos, mejorar el crecimiento de las plantas y acelerar la madurez de los cultivos, entre otros.

Sin embargo, con el paso de los años y los nuevos desafíos que se han tenido que enfrentar como, por ejemplo, el cambio climático, son muchas las empresas y agricultores que buscan alternativas más amigables con el medio ambiente, las cuales permitan mantener la calidad de los cultivos, mientras se reducen casi en su totalidad los desechos plásticos una vez culminada la temporada de cosecha.

Luego de varias investigaciones y ensayos, diversas compañías y laboratorios logran crear plásticos con cualidades biodegradables. Estos plásticos son diseñados para descomponerse conforme va transcurriendo la temporada de crecimiento del cultivo, sirviendo de abono para los terrenos y eliminando así el proceso de eliminación propio de los acolchados convencionales que, aunque es económico, resulta ambientalmente costoso.

Para tener una idea, según información reflejada en el portal Cambridge Core, generalmente los costes para retirar y llevar los plásticos usados de polietileno a otro lugar pueden llegar a ser más de $250 por hectárea ($100 por acre). En el peor de los casos, el plástico de acolchado usado generalmente se quema, se entierra o se tira en vertederos para esperar que se vayan descomponiendo.

Asimismo, el reciclaje de plásticos agrícolas no es común debido a la suciedad y los residuos químicos, la falta de equipo de empacado especializado, los programas de reciclaje limitados, las largas distancias a las instalaciones de reciclaje y el alto coste.

Lo que no se puede negar es que, aunque en un principio los acolchados biodegradables resulten más costosos al momento de adquirirlos, en comparación con un acolchado convencional de polietileno, a largo plazo los biodegradables pueden ser considerablemente más baratos cuando se tienen en cuenta los costes asociados con las labores de eliminación y traslado del material restante.

 

Barreras en el uso de acolchados biodegradables

Barreras en el uso de acolchados biodegradables

¿Por qué hay barreras para usar acolchados biodegradables?

En comparación con los plásticos convencionales, los acolchados biodegradables son relativamente más nuevos. Fueron introducidos en la década de 1980 como una opción más sostenible y ecológica a las películas de polietileno.

Sin embargo, a pesar de sus bondades como la capacidad que tienen de cultivarse en el suelo, convertirse en abono al final de la temporada de cosecha, así como reducir costes laborales y ambientales relacionados con la eliminación de plástico, en la actualidad hay quienes prefieren seguir utilizando plásticos convencionales.

¿Por qué pasa esto? Algunas de las principales barreras para usar acolchados biodegradables, en algunos casos, puede deberse al desconocimiento de las bondades de estos plásticos, por pensar que a largo plazo terminarán siendo más costosos o porque su proceso de descomposición puede llegar a ser impredecible.

Además, se ha presentado cierta dificultad para hallar un consenso entre los fabricantes de mantillos y los agricultores de cultivos especiales, quienes discrepan entre sí al tratar de categorizar a estos films como degradables o biodegradables.

Esto sin duda viene a ser una de las razones de por qué en la actualidad los acolchados biodegradables constituyen una parte relativamente pequeña del mercado de acolchados comerciales.

Otra de las barreras para usar acolchados biodegradables se debe a que los productores orgánicos, certificados por el USDA, tienen prohibido emplear productos de mantillo biodegradable.

Según información reflejada en el portal Cambridge Core, de acuerdo con las reglas actuales del Programa Orgánico Nacional (NOP) de EE.UU., los productores orgánicos certificados pueden usar plástico de polietileno como mantillo si se quita el plástico al final de la temporada de crecimiento. En contraste, los productores orgánicos no pueden usar productos de cobertura plástica biodegradable, porque los productos no cumplen con los estándares NOP 29.

Sin embargo, la Junta Nacional de Normas Orgánicas (NOSB), aprobó en 2012 una moción para recomendar la concesión de películas de mantillo de base biológica biodegradable que se produzcan sin organismos o materias primas derivadas de métodos excluidos como, por ejemplo, organismos genéticamente modificados y completamente biodegradables (un estimado del 90% de degradación en el lapso de 2 años). Este tipo de concesiones son consideradas por la NOSB como una excelente alternativa para reducir la contaminación, sin sacrificar los principios de la agricultura orgánica.

¿Qué se puede hacer para superar las barreras a los acolchados biodegradables?

Una de las alternativas que muchas empresas y agricultores están aplicando para derribar las barreras para usar acolchados biodegradables, es informar e instruir a otros agricultores sobre las implicaciones ambientales de emplear estos acolchados, así como ayudarlos a comprender que el uso de estos plásticos tiene más ventajas que desventajas.

Por ejemplo, cuando se emplean acolchados biodegradables, hay una reducción notoria de los desperdicios plásticos que, con otros plásticos, pueden llegar a desencadenar un daño considerable (hasta irreversible) para el medio ambiente.

Además, es crucial despertar un mayor interés en los agricultores, que aún no dan el salto hacia la era de los plásticos biodegradables, para que así puedan aprender de qué materiales están compuestos y cuáles son los beneficios que le aportan a su economía, sus cultivos y el entorno agrícola.

Hay quienes señalan la necesidad de llevar a cabo una investigación sociológica que complemente los estudios de campo sobre el rendimiento de estos acolchados, a fin de explorar las experiencias y las percepciones de las partes interesadas con los mantillos biodegradables.

Una de las medidas que hoy se aplica es realizar encuestas y grupos focales para explorar las barreras para usar acolchados biodegradables, así como establecer los puentes necesarios que permitan adoptar el uso de estos acolchados como algo usual que dé paso a la innovación y desarrollo de nuevos plásticos biodegradables.

En la actualidad científicos e investigadores están desarrollando y evaluando de manera continua nuevos tipos de acolchados biodegradables. Para obtener más información acerca de los acolchados biodegradables, recomendamos revisar nuestro webinar sobre sus beneficios y rentabilidad.

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